Algo de la historia del film
La película está basada en el cuento de Vladimir Bogomolov, Mosfilms quería realizar una adaptación de esta obra que apareció en 1957. En el año de 1961, contrataron al director Eduard Abalov, pero cuando mostró las primeras escenas de la película no fueron del agrado del consejo artístico de Mosfilms; por lo cual Mijail Romm, miembro del consejo y profesor de la escuela de cine de Moscú, propuso a uno de sus mejores alumnos: Andrei Tarkovski, de 29 años, ya había rodado dos cortometrajes como trabajos de cine: Hoy no habrá tarde libre (1959) y La aplanadora y el violín (1960). Como debía rodar la película con la mitad del presupuesto que inicialmente había sido otorgado, lo que el director hizo fue utilizar algo del material que se había filmado anteriormente.
La película no fue muy bien recibida en los círculos de izquierda, pues, contrario a lo que se estilaba, no ensalzaba los logros del ejército rojo sino que trataba el tema de la guerra desde el punto de vista de las víctimas, también por el uso que hacía de elementos oníricos y surrealistas que se consideraban “pasados de moda incluso en occidente”. Incluso el filósofo Jean Paul Sartre (quien miró el filme en privado y en un cine de la misma U.R.S.S.) salió en su defensa diciendo que él estaba seguro que ese film representaba la visión y las aspiraciones de los jóvenes soviéticos. Más allá de las críticas, el filme fue galardonado con el León de Oro del festival de cine de Venecia del año de 1962.
Niño, monstruo y mártir
La película nos presenta un niño, Iván, que ha perdido a toda su familia en la guerra y que se ha visto transformado por ésta: No es la vida ordinaria lo que desea recuperar, es sólo la venganza lo que impulsa su vida. Incluso en sus sueños miramos esta dicotomía, las imágenes de fertilidad y muerte.
Los soldados son personas normales, pero Iván es alguien que ha sido cambiado por la guerra, de allí que el interludio de enamoramiento de Masha con sus superiores sea necesario, aunque no lo parezca: lo que nos muestra es precisamente eso, que los soldados podrán continuar con sus vidas después de la guerra; pero Iván, por estar particularmente marcado en una etapa de la vida en que el ser adulto comienza a definirse, ya no podrá e incluso sus juegos pasan a ser momentos de exaltación en los que se imagina llegando a su anhelado fin. Es por ello que J.P. Sartre, en su comentario al filme nos dice: Iván está loco, es un monstruo; es un pequeño héroe; en verdad es la más inocente y conmovedora victima de la guerra: ese muchacho, al que no es posible dejar de amar, ha sido forjado por la violencia, la ha interiorizado. Los nazis lo han matado cuando han matado a su padre y aniquilado a los habitantes de su pueblo. (…) la guerra mata, incluso a los que sobreviven.
La desolación y la muerte
Como veremos en Andrei Rublev o en Nostalghia, películas del mismo director, las imágenes religiosas cumplen un papel importante en la obra de Tarkovski y son una referencia al mundo o a la vida interior de sus personajes; en este caso las figuras del apocalipsis están bien presentes, las secuencias nos muestran un mundo desértico pero en calma. Incluso Iván relaciona a los alemanes con los jinetes del apocalipsis, traen muerte y destrucción por donde pasan.
También es importante hacer notar la influencia del expresionismo en los encuadres y en los escenarios, todavía más en la escena del hombre loco con su gallo. La fotografía nos muestra un mundo destruido, lleno de sombras.
Cuestiones técnicas: Pobreza pero riqueza
Una de las cuestiones que podemos reconocer al filme es que con sus pocos medios produce grandes efectos. En este aspecto, Andrei Tarkovski y Viacheslav Ovchinnikov introducen ciertas piezas musicales que resaltan momentos donde crea atmosferas peculiares. Por ejemplo: en los sueños y en los delirios.
La transmisión de las escenas de guerra se hace sin grandes ejércitos, a veces sólo con unas cuantas explosiones; pero resulta suficiente para producir verdaderos momentos de suspenso. Un ejemplo sería las escenas del bosque, hay un gran silencio que nos revela que en muchas ocasiones la guerra es sólo ese silencio, aunque tenemos por seguro que la muerte rodea a sus participantes.
Lo simbólico embrionario
En los símbolos hay un claro contraste entre las imágenes de fertilidad y vida. La primera escena de la madre de Iván es una remembranza de la vida feliz del niño y el hecho de que entre en un pozo (agua estancada símbolo de la muerte y descenso a los infiernos) es lo que marca la llegada de la pesadilla; en el otro sueño Iván va con su hermana en una carreta llena de frutas ( que simbolizan la fertilidad de la vida) y luego estas caen para ser devoradas por caballos (imagen de la muerte, de la desgracia, del paso de la velocidad y el tiempo). Otro momento importante es el paso de la escena del enamoramiento de Masha, la cámara se mueve en un traveling errático que, en uno de sus movimientos, da paso a la imagen de dos muertos que cuelgan de sus cuellos un letrero que dice: Bienvenidos; esto nos muestra como en la guerra se va de la euforia a la crueldad; el final no es más que una reflexión, no es que el director nos quiera dar un happy end, sino mostrarnos un momento del pasado de Iván en el que las sombras (símbolo de la muerte) dan paso a una escena llena de luz ( que significa vida).
Estos momentos oníricos están bien dosificados, contrario a las otras películas del mismo autor, quizás porque no tenía la entera libertad sobre el proyecto. El film es una antelación de lo que sería la obra de este director.
Algunas curiosidades
a) La madre de Iván está encarnada por Irma Yakovlevna Raush, la esposa de Tarkovski desde 1957 hasta 1970, con ella procreó a Arseni Tarkovski en 1962. Fue directora y Actríz, se conocieron cuando eran compañeros en el Instituto Estatal de Cinematografía.
b) Nikolai Petrovich Burlyayev interpretó el papel de Borishka en Andrei Rublev y, ya siendo un adulto, se graduó en la facultad de dirección del mismo Instituto que Tarkovski. También fundaría Zolotoi Vityaz, Festival de Cine de Moscú de los Pueblos Eslavos y Ortodoxos, en 1991, y la Asociación Internacional de Cineastas de los Pueblos Eslavos y Ortodoxos, en 1996, la cual él preside.
c) El autor del cuento Vladímir Ósipovich Bogomólov tuvo que vivir de alguna forma los mismos problemas que Iván; cuando, en 1941, estaba en la escuela se escapó para unirse al ejército rojo e incluso llegó a estar al mando de una compañía. En esos años era normal que muchos niños hicieran estos actos o que sirvieran como espías e incluso de enfermeros en el conflicto bélico. Su obra más famosa es “El momento de la verdad” o “Agosto 44” que narra, de forma realista, los hechos de la ofensiva final contra los nazis, los operativos en que se restauraba el orden y las ejecuciones de los traidores; destaca por el uso de la intertextualidad, ya que el autor incluyó documentos militares y correspondencia falsa para narrar algunas partes de la historia.
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