En nuestro ciclo "Las siete maravillas del cine mudo" presentamos Metrópolis, un film que está coniderado como obra maestra; pero también una de las mayores pérdidas que ha tenido este arte. El filme fue realizado entre los años de 1925 a 1926 por el maestro Fritz Lang y supuso uno de los mayores presupuestos de ese entonces para la filamción de la primera superproducción de ciencia-ficción alemana ¿Pero qué fue lo qué pasó con esta peícula y por qué hasta el día de hoy sólo tenemos versiones incompletas? Eso es lo que buscaremos responer en este artículo.
Pérdida
La versión original de Metrópolis, que sólo se pudo ver en Alemania, tenía una duración de 228 minutos; fue por esto que cuando llegó a los EEUU, el escritor y dramaturgo Channing Pollock (sin parentesco con el pintor) decidió que debía ser cortada a 90 minutos y cambió la trama mediante un montaje personal. Según él dice en sus memorias: "La historia es la de un inventor que, sintiéndose mal por su viudez, se construyó a sí mismo una segunda esposa hecha de acero. En la cama, durante las noches de invierno, debió haber sido una compañía algo incómoda"(…) "Escribí una historia absolutamente diferente que, creí, podría ser contada con las imágenes disponibles. No era esa una historia muy original, basada en el tema de Frankenstein, pero tenía drama y una idea"(…) "La fotografía original era asombrosamente ingeniosa y artística y, por supuesto, la única esperanza verdadera de éxito” más no sabía que estaba entrando en la historia como el destructor de la obra que después sería considerada patrimonio de la humanidad. Los cambios que este dramaturgo hizo fueron: Eliminó el personaje difunto de Hel, pues creía que los estadounidense podía confundir el nombre, muy común en Alemania, con la palabra inglesa "hell", infierno. Al personaje Joh Fredersen lo llamó John Masterman, y al inventor Rotwang lo transformó en su fiel servidor, que crea los robots para reemplazar a los trabajadores humanos. ". Esto sólo ocasionó que los diálogos fueran incongruentes con las acciones, lo que hiz que el escritor HG Wells catalogara la película como: “La más tonta del mundo”. Fue estrena el 5 de marzo de 1927.
Para mala fortuna del filme, esta fue la versión que se distribuyó para todo el continente y después de la segunda guerra mundial se destruyeron, con la destrucción de Berlín, todas las copias originales que se habían guardado en los archivos de la UFA. Irónicamente la desaparición de metrópolis está ligada a la muerte de su ciudad natal.
Recuperación
Después de la segunda guerra mundial se hicieron varios intentos para recuerar el film por lo menos a un estado parecido al original. En 1969, el Archivo Fílmico Estatal de Alemania del Este (Staatliches Filmarchiv der DDR) hizo el primer intento; en 1986 el productor musical italiano Giorgio Moroder hizo un trabajo muy pop con la edición del museo de arte moderno de Nueva York y coloreó algunas versiones, así como cambió la música por algo más ochentero (Pat Benatar, Bonnie Tyler y Freddie Mercury) , pero por lo menos respetó el argumento.
La tercera restauración se realizó entre 1987 y 1995 a encargo del Munich Film Museum y bajó la supervisión de Enno patalatas; se llegó a recuperar 3,150 metros de los 4,189 de la película original y su banda sonora. En 1998 se realizó el último intento a cargo de Matín Koerber, logrando recuperar 3,341 y que se creía era su versión definitiva estrenada en DVD en 2001.
Al final, el 2 de julio del 2009 se encontró en Argentina una edición del filme que fue traída directamente de Alemania y que por tanto nada tenía que ver con la versión de los E.E.U.U., tenía 23 minutos que nunca se habían visto desde su estreno original. Fue encontrada por el historiador Fernando Martínez Peña, a quien el restaurador del museo de cine de Buenos Aires le contó que había tenido que soportar un gran trabajo restaurando Metrópolis con una duración de dos horas y media; pero la versión de 2001 a penas duraba 2 horas, por lo que se decidió a contactar a la directora del museo Paula Felix.
Después de años y múltiples intentos de restauración, sorprende que el mismisímo Lang no le daba importancia al tema. El novelista Robert Bloch, autor de Psicosis, contó que una vez, durante una charla, le preguntó al director sobre Metrópolis. Y Lang respondió: "¿Por qué tanto interés en una película que ya no existe?" . Por lo menos la nuevas generaciones tendremos la oportunidad de ver un poco más y quién sabe, quizás la historia de la recuperación Metrópolis no esté cerrada del todo.
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